jueves, 20 de diciembre de 2012

Pablo VI, virtudes heroicas; José Gabriel del Rosario Brochero (Cura Brochero)

DECRETOS DE LA CONGREGACIÓN PARA LAS CAUSAS DE LOS SANTOS
Ciudad del Vaticano, 20 diciembre 2012 (VIS).- El Santo Padre ha recibido esta mañana en audiencia al cardenal Angelo Amato, S.D.B., prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. En el transcurso de la misma, el Papa ha autorizado a la Congregación a promulgar los siguientes decretos concernientes a:
MILAGROS atribuidos a la intercesión de
-Beatos Antonio Primaldo y sus compañeros, italianos, mártires, asesinados el 13 de agosto 1480 en Otranto (Italia).
-Beata Laura de Santa Catalina de Siena (en el siglo María Laura de Jesús Montoya y Upegui), colombiana 1874 -1949; fundadora de la congregación de las Religiosas misioneras de la Bienaventurada Virgen Maria y de Santa Catalina de Siena.
-Beata María Guadalupe (en el siglo Anastasia Guadalupe García Zavala), mexicana, 1878-1963; Cofundadora de las Siervas de Santa Margarita Maria y de los pobres.
-Venerable Siervo de Dios Antonio Franco, italiano, 1585 -1626, Prelado Ordinario de Santa Lucia del Mela.
-Venerable Siervo de Dios José Gabriel del Rosario Brochero, argentino, 1840-1916, sacerdote diocesano.
-Venerable Siervo de Dios Cristóbal de Santa Catalina (en el siglo Cristóbal Fernández Valladolid), español, 1638-1690, sacerdote y fundador de la congregación hospitalaria de Jesús Nazareno en Córdoba.
-Venerable Sierva de Dios Sofia Czeska-Maciejowska, polaca, 1584-1650, fundadora de la congregación de las Vírgenes de la Presentación de la Bienaventurada Virgen María.
-Venerable Sierva de Dios Margherita Lucia Szewczyk, ucraniana, 1828-1905, fundadora de la congregación de las Hijas de la Bienaventurada Virgen María de los Dolores, llamadas Serafitki.
MARTIRIOS
-Siervo de Dios Miroslav Buleši, croata, 1920-1947, sacerdote diocesano; asesinado por odio a la fe el 24 de agosto de 1947 en Croacia.
-Siervos de Dios Jose Javier Gorosterratzu, y 5 compañeros de la Congregación del Santísimo Redentor, españoles, asesinados por odio a la fe entre 1936 y 1938.
-Siervos de Dios Ricardo Gil Barcelón, sacerdote, y Antonio Arrué Peiró, postulante, españoles, de la Congregación de la Pequeña obra de la Divina Providencia, asesinados por odio a la fe en Valencia en 1936.
-Siervo de Dios Manuel de la Sagrada Familia, español, 1887-1936, (en el siglo Manuel Sanz Domínguez), monje profeso, reformador de la Orden de San Jerónimo, asesinado por odio a la fe en Paracuellos de Jarama entre el 6 y el 8 de noviembre de 1936.
-Siervas de Dios Maria di Montserrat (en el siglo Josefa Pilar García y Solanas) y 8 compañeras, religiosas profesas del Instituto de las Mínimas Descalzas de San Francisco de Paula y Lucrecia García y Solanas, laica, todas ellas españolas, asesinadas por odio a la fe en Barcelona el 23 de julio de 1936.
-Siervas de Dios Melchora de la Adoración Cortés Bueno y 14 compañeras de la Sociedad de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, asesinadas por odio a la fe entre 1936 y 1937.
-VIRTUDES HEROICAS
-Siervo de Dios Pablo VI (Giovanni Battista Montini), italiano, 1897-1978, Sumo pontífice.
-Siervo de Dios Francesco Saverio Petagna, italiano, 1812-1878, obispo, fundador de la congregación de las Hermanas de los Sagrados Corazones.
-Siervo de Dios Juan José Santiago Bonal Cortada, español,1769-1829,sacerdote, fundador de la congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana.
-Louis-Marie Baudouin, francés, 1765-1835; sacerdote,fundador de las Congregaciones de los Hijos de María Inmaculada.
-Sierva de Dios Giovannina Franchi, italiana, 1807- 1872, fundadora de las Hermanas Hospitalarias de María Dolorosa de Como.
-Sierva de Dios Marcelina de San José (en el siglo Luisa Aveledo),venezolana, 1874-1959, fundadora de la congregación de las Hermanas de los Pobres de San Pedro Claver;
-Sierva de Dios Claudia Russo, italiana, 1889-1964, fundadora de la congregación de las Hermanas Pobres Hijas de la Visitación de la Virgen María.
-Sierva de Dios Maria Francisca de las Llagas (en el siglo Rosa Elena Cornejo) ecuadoreña, 1874 -1964, fundadora de la congregación de las Hermanas Misioneras Franciscanas de la Inmaculada.
-Sierva de Dios Clara Ludovica Szczesna, polaca,1863-1916, cofundadora de la congregación de las Siervas del Santísimo Corazón de Jesús.
-Sierva de Dios Consuelo (en el siglo Joaquina Maria Mercedes Barceló y Pagés), española, 1857-1940, cofundadora de la congregación de las Religiosas Agustinas de Nuestra Señora del Consuelo.

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Pablo VI y el diablo

¿Cómo se ha podido llegar a esta situación?
Ésta es la pregunta que se hacía el Papa Pablo VI, algunos años después de la clausura del Concilio Vaticano II, a la vista de los acontecimientos que sacudían a la Iglesia. "Se creía que, después del Concilio, el sol habría brillado sobre la historia de la Iglesia. Pero en lugar del sol, han aparecido las nubes, la tempestad, las tinieblas, la incertidumbre. "
Sí, ¿cómo se ha podido llegar a esta situación?
La respuesta de Pablo VI es clara y neta: "Una potencia hostil ha intervenido. Su nombre es el diablo, ese ser misterioso del que San Pedro habla en su primera Carta. ¿Cuántas veces, en el Evangelio, Cristo nos habla de este enemigo de los hombres?". Y el Papa precisa: "Nosotros creemos que un ser preternatural ha venido al mundo precisamente para turbar la paz, para ahogar los frutos del Concilio ecuménico, y para impedir a la Iglesia cantar su alegría por haber retomado plenamente conciencia de ella misma".
Para decirlo brevemente, Pablo VI tenía la sensación de que "el humo de Satanás ha entrado por alguna fisura en el templo de Dios".
Así se expresaba Pablo VI sobre la crisis de la Iglesia el 29 de junio de 1972, noveno aniversario de su coronación. Algunos periódicos se mostraron sorprendidos por la declaración del Papa sobre la presencia de Satanás en la Iglesia. Otros periódicos se escandalizaron. ¿No estaba Pablo VI exhumando creencias medievales que se creían olvidadas para siempre?
Una de las grandes necesidades de la Iglesia contemporánea
Sin arredrarse ante estas críticas Pablo VI volvió sobre este tema candente cinco meses más tarde. Y lejos de contentarse con reafirmar la verdad sobre Satanás y su actividad, el Papa consagró una entera catequesis a la presencia activa de Satanás en la Iglesia (cfr Audiencia general, 15 de noviembre de 1972).
Desde el inicio, Pablo VI subrayó la dimensión universal del tema: "¿Cuáles son hoy afirma las necesidades más importantes de la Iglesia?". La respuesta del Papa es clara: "Una de las necesidades más grandes de la Iglesia es la de defenderse de ese mal al que llamamos el demonio".
Y Pablo VI recuerda la enseñanza de la Iglesia sobre la presencia en el mundo "de un ser viviente, espiritual, pervertido y pervertidor, realidad terrible, misteriosa y temible".
Después, refiriéndose a algunas publicaciones recientes (en una de las cuales un profesor de exégesis invitaba a los cristianos a "liquidar al diablo"), Pablo VI afirmaba que "se separan de la enseñanza de la Biblia y de la Iglesia los que se niegan a reconocer la existencia del diablo, o los que lo consideran un principio autónomo que no tiene, como todas las criaturas, su origen en Dios; y también los que lo explican como una pseudorealidad, una invención del espíritu para personificar las causas desconocidas de nuestros males".
"Nosotros sabemos prosiguió Pablo VI- que este ser oscuro y perturbador existe verdaderamente y que está actuando de continuo con una astucia traidora. Es el enemigo oculto que siembra el error y la desgracia en la historia de la humanidad."
"Es el seductor pérfido y taimado que sabe insinuarse en nosotros por los sentidos, la imaginación, la concupiscencia, la lógica utópica, las relaciones sociales desordenadas, para introducir en nuestros actos desviaciones muy nocivas y que, sin embargo, parecen corresponder a nuestras estructuras físicas o psíquicas o a nuestras aspiraciones profundas. "
Satanás sabe insinuarse... para introducir... Estas expresiones, ¿no recuerdan a las del león rugiente de San Pedro que ronda, buscando a quien devorar? El diablo no espera a ser invitado para presentarse, más bien impone su presencia con una habilidad infinita.
El Papa evocó también el papel de Satanás en la vida de Cristo. Jesús calificó al diablo de "príncipe de este mundo" tres veces a lo largo de su ministerio, tan grande es el poder de Satanás sobre los hombres.
Pablo VI se esforzó en señalar los indicios reveladores de la presencia activa del demonio en el mundo. Volveremos sobre este diagnóstico.
Lagunas en la teología y en la catequesis
En su exposición, el Santo Padre sacó una conclusión práctica que, más allá de los millares de fieles presentes en la vasta sala de las audiencias, se dirigía a los católicos de todo el mundo: "A propósito del demonio y de su influencia sobre los individuos, sobre las comunidades, sobre sociedades enteras, habría que retomar un capítulo muy importante de la doctrina católica, al que hoy se presta poca atención".
El cardenal J. L. Suenens, antiguo arzobispo de BruxellesMalines, escribió al final de su libro Renouveau et Puissances des ténébres: "Acabando estas páginas, confieso que yo mismo me siento interpelado, ya que me doy cuenta de que a lo largo de mi ministerio pastoral no he subrayado bastante la realidad de las Potencias del mal que actúan en nuestro mundo contemporáneo y la necesidad del combate espiritual que se impone entre nosotros" (p. 113).
En otras palabras, la Cabeza de la Iglesia piensa que la demonología es un capítulo "muy importante" de la teología católica y que hoy en día se descuida demasiado. Existe una laguna en la enseñanza de la teología, en la catequesis y en la predicación. Y esta laguna solicita ser colmada. Estamos ante "una de las necesidades más grandes" de la Iglesia en el momento presente.
¿Quién lo habría previsto? La catequesis de Pablo VI sobre la existencia a influencia del demonio produjo un resentimiento inesperado por parte de la prensa. Una vez más, se acusó a la Cabeza de la Iglesia de retornar a creencias ya superadas por la ciencia. ¡El diablo está muerto y enterrado!
Raramente los periódicos se habían levantado con una vehemencia tan ácida contra el Soberano Pontífice. ¿Cómo explicar la violencia de estas reacciones?
Que periódicos hostiles a la fe cristiana ironicen sobre una enseñanza del Papa no suscita ninguna extrañeza. Es coherente con sus posiciones. Pero que al mismo tiempo se dejen llevar de la cólera, esto es lo que sorprende...
¿Cómo no presentir bajo estas reacciones la cólera del Maligno? En efecto, Satanás necesita el anonimato para poder actuar de manera eficaz. ¿Cuál no será su irritación, por tanto, cuando ve al Papa denunciar urbi et orbi sus artimañas en la Iglesia? Es la cólera del enemigo que se siente desenmascarado y que exhala su despecho a través de estos secuaces inconscientes.
El enemigo desenmascarado
Habría que retomar el capítulo de la demonología: esta consigna de Pablo VI tuvo una especie de precedente en la historia del papado contemporáneo.
Era un día de diciembre de 1884 o de enero de 1885, en el Vaticano, en la capilla privada de León XIIII. Después de haber celebrado la misa, el Papa, según su costumbre, asistió a una segunda misa. Hacia el final, se le vio levantar la cabeza de repente y mirar fijamente hacia el altar, encima del tabernáculo. El rostro del Papa palideció y sus rasgos se tensaron. Acabada la misa, León XIII se levantó y, todavía bajo los efectos de una intensa emoción, se dirigió hacia su estudio. Un prelado de los que le rodeaban le preguntó: "Santo Padre, ¿Se siente fatigado? ¿Necesita algo?". "No, respondió León XIII, no necesito nada... "
El Papa se encerró en su estudio. Media hora más tarde, hizo llamar al secretario de la Congregación de Ritos. Le dio una hoja, y le pidió que la hiciera imprimir y la enviara a los obispos de todo el mundo.
¿Cuál era el contenido de esta hoja? Era una oración al arcángel San Miguel, compuesta por el mismo León XIII. Una oración que los sacerdotes recitarían después de cada misa rezada, al pie del altar, después del Salve Regina ya prescrito por Pío IX:
Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha, sé nuestro amparo contra la adversidad y las asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes. Y tú, Príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los otros malos espíritus que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.
León XIII confió más tarde a uno de sus secretarios, Mons. Rinaldo Angeh, que durante la misa había visto una nube de demonios que se lanzaban contra la Ciudad Eterna para atacarla. De ahí su decisión de movilizar a San Miguel Arcángel y a las milicias del cielo para defender a la Iglesia contra Satanás y sus ejércitos, y más especialmente para la solución de lo que se llamaba "la Cuestión romana".
La oración a San Miguel fue suprimida en la reciente reforma litúrgica. Algunos piensan que, siendo tan adecuada para conservar entre los fieles y los sacerdotes la fe en la presencia activa de los ángeles buenos y de los malvados, podría ser reintroducida, o bien en la Liturgia de las Horas, o bien en la oración de los fieles en la misa. Como afirmaba Juan Pablo II el 24 de mayo de 1987, en el santuario de San Miguel Arcángel en el Monte Gargan: "el demonio sigue vivo y activo en el mundo". Las hostilidades no han cesado, los ejércitos de Satanás no han sido desmovilizados. Por lo tanto la oración continúa siendo necesaria.
El 20 de abril de 1884, poco tiempo antes de esta visión del mundo diabólico, León XIII había publicado una encíclica sobre la francmasonería que se inicia con consideraciones de envergadura cósmica. "Desde que, por la envidia del demonio, el género humano se separó miserablemente de Dios, a quien debía su llamada a la existencia y los dones sobrenaturales, los hombres se ha dividido en dos campos opuestos que no cesan de combatir: uno por la verdad y la virtud, el otro por aquello que es contrario a la virtud y a la verdad. "
Meditando las consideraciones de León XIII se comprende mejor la consigna dada por Pablo VI en su catequesis del 15 de noviembre de 1972: "Habría que retomar un capítulo muy importante de la doctrina católica (la demonología), al que hoy se presta poca atención".
Juan Pablo II ha hecho suya la consigna de su predecesor. En su enseñanza ha ido incluso más allá de Pablo VI. Mientras que éste no dedicó más que una catequesis del miércoles al problema del demonio, Juan Pablo II ha tratado este tema a lo largo de seis audiencias generales sucesivas. Y hay que añadir a esta enseñanza una peregrinación al santuario de San Miguel Arcángel en el Monte Gargan, el 24 de mayo de 1987, y un discurso sobre el demonio pronunciado el 4 de septiembre de 1988, con motivo de su viaje a Turín.
Las instituciones, instrumento de Satanás
En otras ocasiones, Juan Pablo II ha puesto en guardia a los fieles contra las insidias del diablo, como por ejemplo en su encuentro con 30.000 jóvenes en las islas Madeira (mayo de 1991) donde citó un pasaje significativo de su mensaje de 1985 para El año internacional de la juventud: "La táctica que Satanás ha aplicado, y que continúa aplicando, consiste en no revelarse, para que el mal que ha difundido desde los orígenes se desarrolle por la acción del hombre mismo, por los sistemas y las relaciones entre los hombres, entre las clases y entre las naciones, para que el mal se transforme cada vez más en un pecado 'estructural' y se pueda identificar cada vez menos como un pecado `personal'". Satanás actúa, pero actúa sobre todo en la sombra, para pasar desapercibido. Satanás actúa a través de los hombres y también a través de las instituciones.
¿Es posible imaginar el papel de Satanás en la preparación, lejana y cercana de las leyes que autorizan el aborto y la eutanasia?
En un estudio actual sobre Satanás, Dom Alois Mager o.s.b., antiguo decano de la facultad de teología de Salzburgo, afirma que el mundo satánico se caracteriza por dos rasgos: la mentira y el asesinato. "La mentira aniquila la vida espiritual; el asesinato, la vida corporal... Aniquilar siempre, ésta es la táctica de las fuerzas satánicas". Ahora bien, Dios es Aquel que es y que da sin cesar la vida, el movimiento y la existencia (cfr Hch 17, 28).
La insistencia creciente de dos Papas contemporáneos sobre Satanás y sus maquinaciones ¿no es altamente significativa? ¿No nos invita a una profundización en nuestra postura sobre el papel de Satanás en la historia, la historia grande de los pueblos y de la Iglesia y la historia pequeña de cada hombre en particular?
Un terreno minado
Sé muy bien que escribiendo estas páginas me aventuro en un terreno minado, rodeado de misterio. Primero por la materia tratada. Después por el escepticismo existente sobre el tema. Pocos cristianos parecen creer verdaderamente en la existencia personal de los demonios. Muchos parecen incluso rechazar esta verdad, no porque sea incierta, sino porque se nos dice "hoy en día la gente no la admitiría". ¡Como si el hombre de la era atómica pudiera censurar los datos de la Revelación! ¡Como si ésta se asemejara al menú de un restaurante donde cada cliente elige o rechaza los platos a su gusto!
Otros, también irreverentes con la Revelación, compartirían con gusto la posición de este viejo señor que, al final de una agitada mesa redonda sobre la existencia del diablo, sugería que la cuestión fuese decidida... por un referéndum: "La mayoría decidirá si los demonios existen o no". ¡Como si la verdad dependiese del número de opiniones y no de su consistencia! ¿Lo que afirman cien charlatanes deberá tener más peso que la opinión meditada de un sabio o de un santo?
Algunos años antes de la intervención de Pablo VI, el cardenal GabrielMarie Garrone denunciaba la conspiración del silencio sobre la existencia de los demonios: "Hoy en día apenas si se osa hablar. Reina sobre este tema una especie de conspiración del silencio. Y cuando este silencio se rompe es por personas que se hacen los entendidos o que plantean, con una temeridad sorprendente, la cuestión de la existencia del demonio. Ahora bien, la Iglesia posee sobre este punto una certeza que no se puede rechazar sin temeridad y que reposa sobre una enseñanza constante que tiene su fuente en el Evangelio y más allá. La existencia, la naturaleza, la acción del demonio constituyen un dominio profundamente misterioso en el que la única actitud sabia consistirá en aceptar las afirmaciones de la fe, sin pretender saber más de lo que la Revelación ha considerado bueno decirnos".
Y el cardenal concluye: "Negar la existencia y la acción del 'Maligno' equivale a ofrecerle un inicio de poder sobre nosotros. Es mejor, en esto como en el resto, pensar humildemente como la Iglesia, que colocarse, por una pretenciosa superioridad, fuera de la influencia benefactora de su verdad y de su ayuda".
Es una obra buena armarles
Una decena de años más tarde, una vigorosa profesión de fe del obispo de Estrasburgo, Mons. Léon Arthur Elchinger, se hará eco de las consideraciones del cardenal GabrielMarie Garrone. Pondrá, como se suele decir, los punto sobre las "íes", desafiando de esta manera a cierta intelligentia.
"Creer en Lucifer, en el Maligno, en Satanás, en la acción entre nosotros del Espíritu del mal, del Demonio, del Príncipe de los demonios, significa pasar ante los ojos de muchos por ingenuo, simple, supersticioso. Pues bien, yo creo. "
"Creo en su existencia, en su influencia, en su inteligencia sutil, en su capacidad suprema de disimulo, en su habilidad para introducirse por todas partes, en su capacidad consumada de llegar a hacer creer que no existe. Sí, creo en su presencia entre nosotros, en su éxito, incluso dentro de grupos que se reúnen para luchar contra la autodestrucción de la sociedad y de la Iglesia. Él consigue que se ocupen en actividades completamente secundarias a incluso infantiles, en lamentaciones inútiles, en discusiones estériles, y durante este tiempo puede continuar su juego sin miedo a ser molestado. "
Y el prelado expone sus razones de orden sobrenatural primero y después de orden natural.
"Sí, creo en Lucifer y esto no es una prueba de estrechez de espíritu o de pesimismo. Creo porque los libros inspirados del Antiguo y del Nuevo Testamento nos hablan del combate que entabla contra aquellos a los que Dios ha prometido la herencia de su Reino. Creo porque, con un poco de imparcialidad y una mirada que no se cierre a la luz de lo Alto, se adivina, se constata cómo este combate continúa bajo nuestros ojos. Ciertamente, no se trata de materializar a Lucifer, de quedarnos en las representaciones de una piedad popular. Lucifer, el Príncipe del mal, actúa en el espíritu y en el corazón del hombre. "
"Finalmente, creo en Lucifer porque creo en Jesucristo que nos pone en guardia contra él y nos pide combatirlo con todas nuestras fuerzas si no queremos ser engañados sobre el sentido de la vida y del amor".

Beato Cura Brochero




NOTICIAS DESTACADAS
  La Santa Sede oficializó la beatificación del Cura Brochero
Ciudad del Vaticano, 20 Dic 2012 (AICA): El Santo Padre Benedicto XVI aprobó esta mañana la promulgación del decreto sobre el milagro atribuído al venerable presbítero José Gabriel del Rosario Brochero, sacerdote cordobés que vivió entre 1840 y 1914.

Este instrumento pontificio da definitivamente paso a la beatificación, que se espera tenga lugar hacia fines del año 2013.

La noticia se dio a conocer luego de que el Santo Padre recibiera en audiencia al cardenal Ángelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.

Durante la mañana, el Papa aprobó también la promulgación del decreto sobre las virtudes del papa Pablo VI, conocido en el mundo con el nombre de Giovanni Battista Montini. En el mismo documento se aprueban los martirios y milagros atribuidos a diversos cristianos ya elevados a la gloria de los altares o en camino a la canonización.

El milagro
El proceso de canonización se inició en la década de 1960. La certeza de la beatificación quedó sellada luego de que una junta médica convocada por el Vaticano llegara a la conclusión que la recuperación de un niño tras un accidente de tránsito excedió la explicación científica. "Siete médicos dijeron que la curación del nene fue milagrosa", explicó en una entrevista monseñor Santiago Olivera, obispo de Cruz del Eje y delegado episcopal para las Causas de los Santos en la Argentina.

Luego de conocer el informe de los profesionales de la salud, los teólogos de la Santa Sede votaron en forma positiva, sin elevar objeción al presunto milagro. Así, la Congregación de las Causas de los Santos entregó meses atrás su veredicto al Papa, a la espera de la firma del decreto de beatificación.

El Cura Brochero
José Gabriel del Rosario Brochero (1840-1914) fue ordenado sacerdote a los 26 años. Al inicio de su ministerio, el cura Brochero, como le llamaban sus fieles, se destacó por su entrega para socorrer a los enfermos y moribundos de la epidemia de cólera que azotó en 1867 a la ciudad de Córdoba.

El 24 de diciembre de 1869 deja la ciudad de Córdoba para hacerse cargo del curato de San Alberto, actualmente conocido como el valle de Traslasierra, instalado en la localidad de Villa del Tránsito.


Se lo recuerda como el "cura gaucho" que asumió como propias las necesidades de la gente. Con sus propias manos y animando a los pobladores construyó iglesias y capillas, levantó escuelas y abrió caminos entre las montañas.

En su vejez el padre Brochero enfermó de lepra, al haber compartido el mate y la vida de enfermos de ese mal, que lo dejó sordo y ciego.


Para más información se puede visitar www.curabrochero.org.ar.+


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Brochero, discípulo misionero de Jesucristo
 
Cruz del Eje (Córdoba), 20 Dic 2012 (AICA): El Cura Brochero nació el 16 de Marzo de 1840 en un paraje llamado “Carreta Quemada” en las cercanías de Santa Rosa del Río Primero (Provincia de Córdoba) siendo bautizado al otro día de su nacimiento en la Parroquia de Santa Rosa. A los 16 años entró al Seminario Mayor de Córdoba “Nuestra Señora de Loreto” en donde recibió su formación sacerdotal y en las aulas de la Universidad de Córdoba cursó sus estudios filosóficos y teológicos. Fue ordenado presbítero el 4 de noviembre de 1866 por el Obispo José Vicente Ramírez de Arellano y preside su Primera Misa en la Capilla del Seminario el 10 de diciembre, festividad de Nuestra Señora de Loreto. Fue nombrado Prefecto de Estudios del Seminario y se inició en la vida pastoral en la Catedral de Córdoba. En 1869 se recibió de Maestro en Filosofía por la Universidad y en noviembre de 1869 el Obispo lo destinó a Traslasierra a hacerse cargo del Curato de San Alberto y más tarde es nombrado Párroco de Villa del Tránsito (actualmente Villa Cura Brochero) desde donde desplegó su intenso ministerio pastoral. Murió leproso y ciego en esa Villa el 26 de enero 1914, a los 74 años de edad.

Un rasgo típico de su vida sacerdotal fue la presentación del Evangelio mediante un lenguaje vívido y cercano a la comprensión de la gente sencilla. Su preocupación estuvo en iluminar la vida de sus fieles a partir de la Palabra de Dios no de forma general y abstracta sino aplicada a las circunstancias concretas de la vida. Durante sus cabalgatas y viajes se entregaba también a la oración silenciosa y continua de donde más tarde brotaría su predicación. Sus ratos largos orando delante de la Eucaristía como así también su amor y devoción a la Santísima Virgen María, le dieron esa profundidad que es propia de la palabra que brota de la contemplación y que luego se expande en la acción apostólica. Convencido de que los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola eran un medio excelente para llevar a sus fieles a Dios, se convirtió en un gran propulsor de los mismos. A tal fin construyó con sus fieles una Casa de Ejercicios en donde llegaron a darse tandas hasta de 800 participantes cuyo fruto más notable e importante fue el cambio de vida de muchísimos hombres y mujeres. Estos "baños del alma" , como denominaba a los Ejercicios Espirituales ignacianos, lo llevó a predicarlos también en otras partes del país (Santiago del Estero, Tucumán) y a los presos de la Penitenciaría de Córdoba .

En cada una de las etapas de su vida sacerdotal, el Cura Brochero se interesó también por el desarrollo socioeconómico de sus fieles, la enseñanza, los caminos, el ferrocarril. Su corazón sacerdotal se volcó siempre en el servicio hacia los más necesitados. Por esta razón, estuvo dispuesto a golpear todas las puertas y a buscar a todos aquellos que puedan darle una mano a fin de conseguir los medios temporales necesarios para que sus feligreses alcanzaran una vida más digna y cristiana. Sus gestos sacerdotales procedían del amor de Cristo Pastor que busca al hombre necesitado de paz y de perdón, de justicia, de verdad. Todo aquel que reclamaba su presencia sacerdotal (particularmente los enfermos y moribundos cuya atención normalmente requería el recorrido de decenas de kilómetros a caballo) hallaron en él al ministro de Dios siempre dispuesto a servirles hasta el fin: “Yo me felicitaría si Dios me saca de este planeta sentado confesando y predicando el Evangelio". Brochero conoció también el dolor de las pruebas en su intensa vida apostólica: críticas e incomprensiones de algunos sacerdotes, religiosas y fieles; indolencia de algunos gobernantes ante sus pedidos de colaboración (particularmente su sueño irrealizado del ferrocarril) y finalmente, su lepra.

Mirando su vida hallamos reflejado un ejemplo viviente para todo sacerdote y un ejemplo concreto y profético de lo que nuestro pueblo anhela ver realizado en sus pastores. Ya lo señalaba un periodista en un artículo escrito en un diario cordobés en 1887:

"Es un hombre de carne y huesos: dice misa, confiesa, ayuda a bien morir, bautiza, consagra la unión matrimonial, etc. Y sin embargo es una excepción: practica el Evangelio. ¿Falta un carpintero? Es carpintero. ¿Falta un peón? Es un peón. Se arremanga la sotana en donde quiera, toma la pala o la azada y abre un camino público en 15 días, ayudado por sus feligreses. ¿Falta todo? ¡Pues él es todo! y lo hace todo con la sonrisa en los labios y la satisfacción en el alma, para mayor gloria de Dios y beneficio de los hombres, y todo sale bien hecho porque es hecho a conciencia. Y no ha hecho solamente caminos públicos: Ha hecho también una buena Iglesia. Ha hecho, además, un gran colegio... ¡y todo sin subsidio de la Provincia, sin erogación por parte de los miembros de la localidad! ¡Lo ha hecho todo con sus propias garras! ¿Milagro? No. La cosa es muy sencilla. Es cuestión de honradez y voluntad. En otros términos: es cuestión de haber tomado el apostolado en serio, como lo ha tomado el cura Brochero".

Otro rasgo de su estilo sacerdotal fue la clara conciencia de que Dios es la fuente auténtica de la dignidad humana y por tanto predicar a Cristo es llevar a todo hombre a una vida más digna y humana. Esta convicción lo llevaba a que en su acción pastoral siempre estuvieran unidos vida en Dios y vida humana más plena. En su mente y corazón de pastor, evangelización y promoción humana formaban un binomio inseparable. A diferencia de muchos sacerdotes de su época, entendió su misión de manera amplia, integral, sin limitarse a lo sacramental, llegando a alcanzar horizontes que aún hoy sorprenden por su audacia, intensidad y amplitud. Su celo evangelizador lo llevó a mejorar las condiciones de vida de sus feligreses: telégrafos, correos, escuelas públicas, caminos, tramitación para conseguir el ferrocarril, promoción del turismo en la zona, proyectos de construcción de un dique, cultivo de peces para alimento de su gente, educación de la mujer a través de la fundación del colegio de niñas con la invalorable cooperación de las Esclavas del Corazón de Jesús.

Su vida, por la gracia del Espíritu, fue progresivamente convirtiéndose en una huella de Jesús en medio del mundo y como Él “pasó haciendo el bien y sanando a los que estaban oprimidos por el mal” (Hech. 10, 38). Fue dejando entre la gente esa “fragancia de Cristo” (2 Cor. 2, 15) que señalaba a todos que Él sigue vivo y operante en la historia a través de la Iglesia. En definitiva, la mística apostólica que encarnó el Cura Brochero consistió en el despliegue humano y concreto de la caridad de Dios derramada por el Espíritu Santo en su corazón sacerdotal.

El Episcopado Argentino en enero de 1964 -en pleno desarrollo del Concilio Vaticano II- expresó a través del Cardenal Antonio Caggiano su adhesión a la figura ejemplar de Brochero:

“Como todos los grandes hombres, Brochero fue un ‘precursor’. Se adelantó a las ideas de su tiempo y a los métodos pastorales y misioneros de entonces, buscando nuevas maneras de transmitir íntegramente el mensaje cristiano. De un humilde pueblo de escasa vida espiritual, hizo una auténtica parroquia cuya irradiación espiritual todavía hoy continúa en toda la provincia de Córdoba. Se ocupó tanto del ‘cuerpo de su parroquia’ (cuidados a los necesitados, obras de caridad y misericordia, mejoras materiales en iglesias, caminos, proyecto de ferrocarril, etc.) como del ‘alma’ de la misma (enseñando, predicando, orando, convirtiendo con la palabra y el ejemplo). Amó a su parroquia hasta el fin y dio su vida por ella. Dios quiso que se inmolara en el más doloroso sacrificio, contrayendo la más penosa de las enfermedades: la lepra, en el decurso de las tareas apostólicas. Pero ni esta enfermedad ni la pérdida de la vista que la siguiera, fueron obstáculo para que el Cura Brochero fuera ‘cura hasta el final’, edificando su parroquia hasta el último día de su vida, con su oración, su Misa, su ejemplo, su caridad”.

Por todo esto, los Obispos de esta querida Provincia de Córdoba, no dudamos en afirmar que la Beatificación del Padre José Gabriel Brochero es una gracia también para toda la Iglesia que está en la Argentina y para la Iglesia Católica toda. En el misterio de la comunión de los santos, todos crecemos en la Iglesia cuando alguien como el Cura Brochero, vive en plenitud el Evangelio de Jesucristo. En esta espiritualidad de comunión la Iglesia se convierte en testimonio viviente de la Pascua de Cristo.

Quiera Dios concedernos que todos en la Iglesia -y de manera especial los sacerdotes- recibamos a través de este hecho de gracia que será la Beatificación de Brochero, una profunda invitación a la santidad a la que la vida de Brochero ciertamente nos interpela a través del ejemplo de su vida entregada.

Ponemos estos deseos en las manos de nuestra Madre Purísima, a la que tanto amó y veneró José Gabriel del Rosario Brochero