1. Señor Dios, ten misericordia de mí, tu siervo, que por la multitud de las asechanzas estoy como un vaso resquebrajado; líbrame de la mano de mis enemigos, asísteme para que busque al que está perdido, lo pueda encontrar y restituirlo para ti, y lo pueda restituir y entregártelo para que no lo abandones. Concédeme que te agrade en todo ya que he podido conocerte y saber que me has redimido. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
2. Dios Omnipotente, que refugias a los desolados y confortas a los prisioneros, mira mi aflicción y manifiesta tu poder para auxiliarme; vence al detestable enemigo; y haz que, superada la presencia del adversario, pueda recuperar la paz y la libertad, y así, sirviéndote con sincera piedad, pueda confesar que tú eres admirable y manifestar la grandeza de tus obras. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
3. Dios, creador y defensor del género humano, tú formaste al hombre a tu imagen y lo recreaste admirablemente con la gracia del Bautismo; vuelve tu mirada sobre este siervo tuyo, y escucha bondadosamente mis súplicas. Te pido que brote en mi corazón el esplendor de tu gloria para que, eliminado todo terror, miedo y temor, sereno en mente y alma junto a los hermanos en tu Iglesia pueda alabarte eternamente. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
4. Dios, autor de la misericordia y de todo amor, que quisiste que tu Hijo sufriera por nosotros el patíbulo de la Cruz para expulsar de nosotros el poder del enemigo, mira atentamente mi humillación y dolor, y mantenme firme, te pido, que a quien renovaste en la fuente del Bautismo vencido el combate del Maligno, lo llenes con la gracia de tu bendición. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
5. Señor y Dios mío, que por la adopción de la gracia quisiste que fuera hijo de la luz, concédeme, te pido, que no sea envuelto por las tinieblas de los demonios y siempre pueda permanecer en el esplendor de la libertad recibida de ti. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.