jueves, 1 de octubre de 2015

Elecciones en Argentina

ELECCIONES, SERVICIO AL BIEN COMÚN
El pueblo argentino vive un año de especial significación cívica con una agenda electoral intensa que representa el ejercicio soberano de la voluntad popular. Se expresa así la “Nación que queremos”.
La democracia, que tanto esfuerzo nos ha costado alcanzar y preservar, es una conquista que no puede ponerse en riesgo por la existencia de prácticas que puedan socavar su legitimidad. Nos interesa la consolidación y desarrollo de nuestro sistema democrático en paz. Lamentablemente hemos asistido a un clima de agravios, sospechas y denuncias que debilitan la credibilidad de personas e instituciones.
Frente a ello sólo cabe recomponer una actitud de respeto, de diálogo sincero y de participación comprometida. Es necesario retomar el camino de los valores éticos y promover, como nos invita el Papa Francisco, una cultura del encuentro que facilite la amistad social. Así podremos vivir las elecciones como un acontecimiento esperanzador, que refleje el nivel cívico de un pueblo que va a las urnas con la convicción de que es el mejor modo de expresar la voluntad de ser una Nación cada vez más inclusiva para todos los argentinos.
De este acontecimiento, que debe ser una auténtica fiesta cívica en el marco de la Constitución Nacional, son garantes el Estado, los Partidos Políticos y los Ciudadanos. A cada uno le corresponde un papel y una responsabilidad que hacen al bien de la República. Todos somos responsables, nadie puede sentirse ajeno:
- Al Estado en sus diversos poderes le corresponde crear las condiciones objetivas que aseguren un desarrollo transparente, dando garantías al acto eleccionario.
- Los candidatos y Partidos Políticos deben presentar con claridad sus plataformas, propuestas e ideas; como así también ser respetuosos ante los ocasionales adversarios.
- Los ciudadanos, en el ejercicio de nuestra libertad y derechos, tenemos que conocer y discernir sobre las propuestas que mejor respondan a nuestros principios y convicciones, como así también sobre la idoneidad y coherencia de las personas que buscan nuestro voto. Todos tenemos derecho a desear un país mejor.
Una democracia sin valores y sin ejemplaridad se empobrece. Por lo tanto, no deberían escatimarse esfuerzos en orden a mejorar los procedimientos, asegurar la transparencia y evitar todo tipo de sospechas que terminen provocando desconfianza y acentúen las divisiones entre los argentinos. Que ningún signo de violencia o intolerancia ensombrezca el acto eleccionario y, al mismo tiempo, esperamos actitudes de nobleza para reconocer y respetar la legítima y soberana voluntad popular.
En camino a la celebración del Bicentenario de la Independencia Nacional anhelamos que estas elecciones honren el sacrificio y la entrega de nuestros mayores, por eso ponemos estas reflexiones en las manos de Nuestra Madre de Luján que siempre nos ha acompañado a lo largo de la historia, y elevamos juntos la oración por la Patria: Queremos ser nación, una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso con el bien común…. Concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda.
Comisión Ejecutiva - CEA Buenos Aires, 1 de octubre de 2015

miércoles, 12 de agosto de 2015

Las elecciones en Argentina

Las elecciones, exigencia de compromiso ciudadano

“Ciudadanos responsables en el seno de un pueblo” (Papa Francisco)
 
1. Después de más de treinta años de vida democrática ininterrumpida y en vísperas del Bicentenario de la Independencia, este año 2015 está marcado por una serie de actos electorales en todos los niveles (nacional, provincial y municipal). En tal contexto, nos parece oportuno compartir algunas reflexiones con nuestros hermanos argentinos.
2. Las elecciones periódicas y la alternancia en el ejercicio de las funciones de gobierno son elementos normales y al mismo tiempo indispensables de la vida republicana. Como tales, no habrían de encender violencias o generar enfrentamientos irreductibles, sino ser ocasión para un sano ejercicio de las libertades políticas y civiles. También deberían ser una oportunidad para fortalecer un mayor compromiso de todos los ciudadanos con lo público. No hemos de reducir el ejercicio democrático sólo a la cuestión electoral cada dos años, sino asumir cada día la necesaria participación ciudadana.
3. El proceso electoral es una preciosa oportunidad para un debate cívico acerca del presente y del futuro que deseamos para la Argentina. Es necesario crecer en madurez para que un cambio de autoridades no signifique una crisis sino una alternativa normal de la vida democrática.
Invitamos a los candidatos que intervengan en las campañas electorales para que ofrezcan sus propuestas, sin incurrir en agresiones. Que se traten con respeto y cordialidad por cuanto no son enemigos, sino adversarios circunstanciales que puedan continuar dialogando y trabajando juntos para el bien común, al día siguiente de la elección. No pedimos un imposible.
4. Reiteramos lo expresado en “Hacia un Bicentenario en Justicia y Solidaridad (2010-2016)”: “la calidad de vida de las personas está fuertemente vinculada a la salud de las instituciones de la Constitución, cuyo deficiente funcionamiento produce un alto costo social. Resulta imprescindible asegurar la independencia del poder judicial y la plena vigencia de la división de los poderes republicanos en el seno de la democracia” (N° 35). Nos parece importante afirmar y reconocer que hay una diferencia sustantiva entre el Estado y el Gobierno, y tanto más entre el Estado, los partidos y las personas. Si queremos que los cambios de gobernantes no impliquen ignorar legítimos logros, debiéramos alcanzar un adecuado nivel de madurez cívica, donde:
4.1. en temas importantes y permanentes, sea posible acordar entre los distintos partidos y sectores sociales políticas de Estado que se desarrollen más allá de los cambios de gobierno, de manera que las legítimas iniciativas que cada nuevo candidato proponga implementar, no signifiquen hacer tierra arrasada y abandonar todo lo hecho hasta ese momento. Puede ayudar a ese objetivo que algunas de esas políticas hayan sido previamente acordadas entre quienes se postulan a los cargos públicos. Pensamos en algunos objetivos que deberían ser compartidos por todos, como: la superación de la marginación y la pobreza extrema; la desnutrición infantil; la generación de fuentes de trabajo; el respeto de los derechos humanos y la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural; el fortalecimiento de una educación inclusiva y de calidad; la lucha contra el narcotráfico y la trata de personas; la disminución de la inflación que impide el crecimiento y erosiona gravemente los ingresos de los más pobres; la transparencia en la administración pública y la lucha contra toda forma de corrupción.
4.2. el acceso al Gobierno no implique la designación o contratación adicional de personal perteneciente a un partido o sector. Es indispensable dotar a la Administración Pública de un cuerpo profesional y permanente de funcionarios que ingresen y asciendan en atención al mérito y no a las afinidades ideológicas.
4.3. se pueda pensar en el largo plazo y no solamente en el rédito político inmediato. Por ejemplo, en obras públicas de envergadura cuya concreción demande un tiempo prolongado, que probablemente no sean terminadas por el gobierno que las comience, pero son indispensables para el desarrollo del país. También lo referido al endeudamiento externo necesita de acuerdos para una gestión exitosa y eficaz.
5. La elección de gobernantes, en los poderes ejecutivos y legislativos de todos los niveles, no debe ser el resultado del “marketing”. Queremos exhortar a los ciudadanos a un ejercicio de elección responsable, donde se evalúe a los candidatos no por su imagen mediática sino:
5.1. por la honestidad e integridad de las personas, tomando en cuenta su trayectoria, los valores vividos y no solamente declamados. La Argentina ha conocido gobernantes que no usaron la función pública como una ocasión para su enriquecimiento personal o el beneficio de sus amigos, sino como un verdadero servicio, aún a costa de su propio patrimonio.
Podemos aplicar a nuestro país lo que el Papa Francisco ha dicho hace pocas semanas en su visita a las Filipinas: "es más necesario ahora que nunca que los líderes políticos se distingan por su honestidad, integridad y compromiso con el bien común” 1 .
5.2. por la capacidad y la idoneidad para la función. No se trata únicamente de pergaminos académicos -que muchas veces también son necesarios- sino de una preparación personal adecuada, y de exhibir el respaldo de equipos de gobierno que puedan hacerse cargo con competencia de la complejidad de la administración del Estado o de la tarea legislativa.
5.3. por las propuestas y las ideas. En caso de candidatos que ya han ejercido funciones públicas: se habrá de tener en cuenta el empeño que han puesto en cumplir con sus promesas. Es necesario que cada candidato haga conocer con claridad y detalle lo que se propone impulsar y realizar. En este sentido, nos parece indispensable que se organicen debates serios y a fondo, donde se puedan confrontar propuestas y proyectos. Es inaceptable evadir el debate de ideas y plataformas.
5.4. por la voluntad y capacidad de diálogo. Dialogar y escuchar al otro no es signo de debilidad, sino de grandeza. Es importante reconocer que los otros también tienen algo que decir y aportar, y estar dispuestos a trabajar juntos por el bien común.
6. La elección presidencial, con toda su importancia, no debe ocultar la relevancia de las elecciones en otros niveles, y en particular la de legisladores. La Nación exige fortalecer su calidad institucional en el proceso legislativo, para que el Congreso sea un ámbito de verdadera discusión de ideas y búsqueda del bien común.
Al ponerse de relieve las diversidades entre propuestas, candidatos e ideologías, no debe hacernos perder de vista lo que nos une. El Papa nos invita a mirar nuestros vínculos más allá de legítimas pertenencias partidarias o de sector. Por eso nos dice que “convertirse en pueblo es todavía más, y requiere un proceso constante en el cual cada nueva generación se ve involucrada. Es un trabajo lento y arduo que exige querer integrarse y aprender a hacerlo hasta desarrollar una cultura del encuentro en una pluriforme armonía”  (Francisco, El gozo del Evangelio, N° 220).
7. Estamos en vísperas del Bicentenario de la Independencia. Los aniversarios importantes, como éste, son ocasión para mirar hacia atrás el camino recorrido: ¿qué hemos hecho los argentinos con nuestro país? Y también mirar con esperanza hacia el futuro: ¿de qué debemos liberarnos aún, qué cadenas nos atan todavía impidiéndonos ser mejores como pueblo? ¿Qué lugar ocupamos y qué lugar queremos ocupar, como Nación independiente y soberana, en el contexto internacional? ¿Qué relaciones deseamos cultivar a nivel regional y latinoamericano en el contexto de la Patria Grande? ¿Qué podemos ofrecer al mundo para que nuestro país sea un lugar más semejante a lo que Dios sueña para la humanidad?
8. Las elecciones de este año, deberían ser un momento propicio para iniciar un examen de conciencia colectivo, y para proponernos como sociedad metas exigentes, que nos estimulen a crecer en la cultura del diálogo y el encuentro.
9. La responsabilidad es de todos. Nadie podría excusarse razonablemente de participar, según sus posibilidades, en el esfuerzo de seguir afianzando una mejor convivencia en nuestra Patria. Convivencia que debe sustentarse en los valores de verdad y justicia, de libertad, solidaridad y reconciliación, en orden al crecimiento de la amistad social. Como fieles de Cristo, miembros de su Iglesia, ofrecemos nuestro compromiso y nuestra plegaria. Que la Virgen Madre de Dios y madre nuestra nos sostenga para alcanzar estos horizontes, con humildad y perseverancia.

Los Obispos participantes de la 170° Reunión de la
Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina,
Buenos Aires, 18 de marzo de 2015

martes, 9 de junio de 2015

1974 Padre Zezinho Scj Ciudadano del Infinito +

Festa da Comunicação na Igreja | Homenagem ao Padre Zezinho - 25 de Julh...



HOMENAJE A ZEZINHO Padre Zezinho e Marion - Canção Para Meu Deus (disco original completo ...



Los que tenemos algunos años, los que en la década de los '70 respirábamos un renacer en la Iglesia, en los grupos misioneros y juveniles, hemos conocido, compartido, hemos hecho retiros, convivencias, hemos rezado, meditado, y hemos llorado con las canciones de Zezinho.  Y aun ahora, las escucho y me emociono. Por eso, Zezinho, gracias! ¡gracias!

lunes, 8 de junio de 2015

Padre Zezinho = Mae Do Ceu Morena.avi

Salve Regina



Salve, Regina, Mater misericordiae,
vita dulcedo, et spes nostra, salve.
Ad te clamamus, exsules filii Hevae,
ad te suspiramus, gementes et flentes,
in hac lacrimarum valle.

Eia, ergo, advocata nostra, 
illos tuos misericordes oculos ad nos converte;
et Iesum, benedictum fructum ventris tui,
nobis post hoc exilium ostende.

O clemens, O pia, O dulcis Virgo Maria.
Amen.

sábado, 6 de junio de 2015

Cuerpo y Sangre de Cristo

Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar
Adoramos tu Cuerpo y Sangre, Señor


lunes, 4 de mayo de 2015

Ven, Espíritu Santo

Secuencia del Espíritu Santo

Ven Espíritu Santo
y envía desde el cielo
un rayo de tu luz.
Ven Padre de los pobres,
ven a darnos tus dones,
ven a darnos tu luz.
Consolador lleno de bondad,
dulce huésped del alma,
suave alivio para el hombre.
Descanso en el trabajo,
templanza en las pasiones,
alegría en nuestro llanto.
Penetra con tu santa luz
en lo más íntimo
del corazón de tus fieles.
Sin tu ayuda divina
no hay nada en el hombre,
nada que sea inocente.
Lava nuestras manchas,
riega nuestra aridez,
cura nuestras heridas.
Suaviza nuestra dureza,
enciende nuestra frialdad,
corrige nuestros desvíos.
Concede a tus fieles,
que en tí confían,
tus siete sagrados dones.
Premia nuestro esfuerzo,
salva nuestras almas,
danos la eterna alegría.
Amén. Aleluia.

lunes, 27 de abril de 2015

Buscado por Interpol,

Cargos: ABUSO SEXUAL AGRAVADO POR EL ACCESO CARNAL
Si usted lo reconoce, pude denunciar su paradero en el sitio de internet de interpol:

http://www.interpol.int/es/notice/search/wanted/2015-27473

Present family name:
ESCOBAR AYLLON
Forename:TITO FRANKLIN
Sex:Masculino
Date of birth:26/08/1970 (44 years old)
Place of birth:Bolivia
Language spoken:Español
Nationality:Bolivia

lunes, 30 de marzo de 2015

Fui una mujer golpeada, dije basta y empecé de nuevo

Quien lo dice es Esther Díaz, filósofa.
Cuando yo estaba comenzando los estudios en Psicología, una materia de la carrera, que trataba sobre los fundamentos del conocimiento científico, y además, acerca de la diferencia epistemo-metodológica entre las ciencias naturales y las ciencias sociales, me acercó el primer texto de Esther Díaz.  Me dio una luz impresionante.  Años más tarde participé en una conferencia suya: me asombró que la luz ambiental era muy poca, pero, viviendo en Argentina y más aún en una provincia lejos, muy lejos de Buenos Aires, ya comenzaba a naturalizar la situación.  Nada que ver: Esther Díaz acompañaba su ponencia con una presentación perfectamente sincronizada con su discurso, de tal forma que uno escuchaba sus palabras, veía imágenes y además percibía melodías. Y además se daba el lujo para hacer comentarios... todo, repito, en una perfecta sincronía. Jamás imaginé que detrás de esta mujer digna y brillante encontrara esta historia. 
Sin embargo, no es la única.  Conozco otra mujer que, también digna y brillante, ha superado el terrible acoso de quien fuera su esposo psicópata y hoy continúa luchando día a día sosteniendo sus hijas, su salud, su casa, dándose a los demás, y además, sirviendo al Señor Jesús.  Y seguramente debe haber muchas historias silenciosas con distintas suertes. Quiero compartir con ustedes este testimonio, esta nota, para que tomemos conciencia de que la violencia no sólo existe, sino que está escondida y agazapada detrás de muchos "gentelmans", simpáticos, agradables fuera de casa... y por dentro un verdadero demonio.  Bendiciones para todos, p. Luis
Esta nota -con la foto- fue publicada en el diario Clarín, al que hace referencia el enlace: http://www.clarin.com/sociedad/mundos-intimos/Esther_Diaz-mujeres_golpeadas_0_1328867255.htm
Ese borracho enfurecido que superaba ampliamente mis fuerzas, peso y altura me tenía a su merced. No podía creer que eso me estuviera sucediendo. Mi marido -el padre de mis hijos- me estaba propinando una paliza feroz ¿Cómo llegué a esa abyección? ¿Qué posibilitó que una chica de barrio de condición humilde pero trabajadora y con inusuales aspiraciones intelectuales fuera víctima de semejante violencia?
Retrocedamos en el tiempo. Noche estrellada. Abrazaba mis piernas desnudas y en las rodillas apoyaba el mentón. Los ojos clavados en el cielo, la cabeza inclinada hacia atrás, mi cuerpo semejaba un ovillo contemplativo acurrucado sobre las baldosas amarillas de la casa chorizo. Tenía cuatro años, me desvelaban los misterios del universo. Pero no hallaba respuestas. Mi papá, en la década infame, había sido un chico de la calle, canillita. Nunca fue al colegio, mi mamá llegó hasta segundo grado. Tuvieron tres hijas yo soy la del medio; la que escribía poesías y recibía indiferencia.
A mis cinco años mi padre le tiró un cuchillo a mi hermanita de nueve. La llevaron al médico y dijeron que la agresora había sido yo. La violencia y la falsa acusación hicieron tartamudear mi vida. Si quienes debían protegerme me culpabilizaban falsamente ya no podía confiar. Resolví arreglarme sola. Por eso cuando leí en Mundo infantil que aceptaban colaboraciones, sin decir nada a nadie mandé un dibujo. Lo publicaron, corrió la misma suerte que mis poesías.
También por mi cuenta estudié un verano y rendí segundo grado libre. Quería llegar lo más pronto posible al secundario, pero no me permitieron cursarlo. En mi familia "estudianta" era equivalente a puta. El imperativo era ser esposa y madre. Como reacción a mi resistencia me mandaron a aprender bordado a máquina. Me atravesé un dedo con la aguja mecánica. En el taller cuchicheaban que era tonta. Lágrima y sangre sobre el bastidor. Aún no había cumplido doce años. A los diecisiete intenté zafar siendo monja de clausura. Me postulé en laAbadía Santa Escolástica de Victoria. Fue en vano, el frío de los claustros y la constatación de que las monjas tampoco estudiaban me hicieron volver con la frente marchita.
Me sometí al mandato patriarcal (si hubiera sido varón me habrían dejado estudiar) y me casé con Guillermo, el más buen mozo y, ¡quién hubiera imaginado!, el menos trabajador. Tan bien puesto e impecable con su bigotito a lo Clark Gable en Lo que el viento se llevó. Sin embargo en el noviazgo recibí humillaciones y maltrato verbal, pero caí en la tilinguería de creer que el casamiento mejoraría las cosas.
Luna de hiel. Acusaciones delirantes de golpeador en ciernes alternadas con seducciones irresistibles. Era cajero en un comercio. Cuando regresábamos de la maternidad con nuestro hijo recién nacido nos esperaba la policía. Mi marido había sustraído dinero de la caja.Consternada y con mi bebé en brazos visitaba al preso. Estuvo pocos días pero nunca volvió a tener un empleo fijo. Para mantener la casa puse un biombo en la cocina e instalé una peluquería. Un año después nació nuestra hija.
La relación se enrarecía. Un día lo acompañé al médico y por primera vez -al verlo por escrito- caí en la cuenta de lo grave del asunto. El diagnóstico decía "alcohólico". Comprendí por qué los ataques de iraacontecían después de almuerzo o cena (al principio tomaba solamente en las comidas).
En una oportunidad, en un asado familiar, dije algo que no le gustó y me cacheteó. Todos fuimos cómplices, hicimos como que no había pasado nada. Ni me planteaba separarme, un poco por moralina católica otro poco por metejón. Creí que el psicoanálisis ayudaría. Supe después que el dinero que le daba para las sesiones lo gastaba en whisky.
Instaló un criadero de pollos. Nos mudamos a una construcción de madera a dos cuadras de un río. Para ir a trabajar (mi peluquería en Ituzaingó ya funcionaba en un local) tenía que recorrer veinte cuadras de tierra y al llegar al asfalto tomar un colectivo. Los chicos quedaban al cuidado de una lugareña. Cuando subía el río poníamos los pollitos bebés en cajas sobre los techos de los roperos. Una viscosidad con olor a podrido trepaba hacia la cama y una culebra esmeralda centelleaba en el agua amarronada. Los pollos grandes chillaban. Están manipulados tecnológicamente, comen las veinticuatro horas, son caníbales. Si alguno se lastima los demás lo devoran por el ano. El ambiente preanunciaba violencia.
En mi matrimonio los silencios embarazados de reproches se rompían estrepitosamente. Éramos compinches en cambio hablando de los hijos. ¿Otros diálogos? Eventualmente por las mañanas, antes del alcohol,destellaban vestigios de la antigua llama, si bien con el paso de las horas devenía ceniza.
A veces me pregunto -y lo he escrito, y lo he publicado y así y todo no encuentro respuesta- quién era esa mujer que debía competir con los pollos en una casilla. ¿Dónde estaba yo?, ¿dónde mi avidez de saber?,¿por qué me sometí? Dejé de tocar el piano, me embrutecí, engordé. Un muchacho del barrio me dijo azorado que no podía creer que fuera yo; aquella chica armoniosa de ojos verdes que ya no lucían en mi rostro abotagado.
Una noche, cuando bajé del colectivo no había nadie. Comencé a caminar hacia el río y escuché que el colectivero me llamaba. Apuré el paso. De pronto me vi iluminada por los focos que avanzaban detrás de mí. El colectivo arremetió por el sendero de tierra. No encontraba dónde ocultarme. Salí corriendo por el campo como alma que se lleva el diablo hasta que me frenó una zanja insalvable. El colectivero detuvo el vehículo justo en el lugar de mi estampida. Se bajó, comenzó a buscarme.
Hecha un ovillo -como de chiquita cuando miraba las estrellas- me agazapé detrás de unas matas. Una ametralladora latía en mi corazón. El acosador gritaba "¡Vení turrita, vení que estás caliente!". De pronto se desorientó. Poco después dio media vuelta como de mala gana y echó a andar sobre sus pasos. Aunque vi que el colectivo regresó al asfalto, tardé en salir del escondrijo, temía una trampa.
Cuando mi marido escuchó el relato montó en cólera. Seguro que yo me habría insinuado, de lo contrario el colectivero no hubiera actuado así. Intempestivamente comenzó a golpearme. Intenté encerrarme en el baño. Le dio un empellón a la puerta y el cerrojo voló por el aire. Me tomó de los cabellos y estrellaba mi cara contra los azulejos. Escuché el crujido de un huesito de la nariz. El rostro se desgranaba, me faltaba el aire.
No me entiendo a mí misma, pues a pesar de las borracheras, la cachetada y los exabruptos no temí que pudiera atacarme como una fiera. ¿Cómo terminó la violencia esa noche? Un manto de olvido cubre lo que sucedió entre la golpiza y la mañana siguiente. Me levanté sigilosa y me fui mientras todos dormían. Al dolor físico lo mitigué con calmantes, ya no sangraba y podía caminar lentamente. El bochorno de exponerme era más grande que el malestar, decidí no buscar asistencia médica. Muchos años después una radiografía reveló que la quebradura sigue adentro de mi nariz.
Aunque temía la reacción de Guillermo fui a la comisaría, pero no llegó a enterarse. También ahí me culpabilizaron. No me tomaron la denuncia y me desnudaron con sus miradas sobradoras. Recurrí a mi mamá, pero cuando reconoció que esa deformación sanguinolenta era yo, me dijo secamente que hacía tiempo que me la estaba buscando, giró hacia la mesada de la cocina y siguió pelando papas.
Que el resto de mi familia me haya retirado el saludo no es un detalle menor. Las marcas de la violencia en mi cuerpo me convertían en sospechosa. Tiempo después leyendo Si esto es un hombre dePrimo Levi me identifiqué con la idea de que la ignominia (en su caso respecto de los campos de exterminio) contamina la inocencia de las víctimas. También yo en ese oscuro capítulo de mi vida me sentía deleznable.
Volví al criadero. Mis hijos eran chiquitos, no cuestionaron mis excusas por los moretones. Guillermo me esperaba culposo, amoroso, reparador. Me avergüenza reconocer que seguí conviviendo varios meses. Hubo otra agresión física, pero incruenta. Un día, en medio de una discusión,me agarró de los pelos y me arrastró por el piso (me sentía una cavernícola). Extraña relación la de esta pareja con las cabelleras femeninas.
En una reunión campestre -casi un año después de la zurra- Guillermo sorpresivamente le estampó un chupón en el cuello a una amiga. Atravesó así el límite de lo soportable. Al otro día me fui del criadero con los chicos y nos instalamos en el fondo de la peluquería. Únicamente con lo puesto. No me importó perder vajilla, muebles y ropa. La esperanza de encontrar otra forma de vida se fabricó un lecho en algún lugar de mi ser.
La indignación era más fuerte que el miedo. Comencé los trámites de divorcio. Pero Guillermo no me lo quería conceder. A la larga aceptó a condición de pasar una noche conmigo. Temí pero arriesgué. Me prostituí con el golpeador y logré mi libertad, aunque no mi paz. Me parecía que su sombra acechaba en cada esquina. Mucho después murió, ya no representaba nada para mí. Aquella experiencia fue el estiércol que abonó la tierra de la que resurgió mi proyecto originario: adquirir una formación sólida.
Me había casado a los veinte años con el primer hombre de mi vida. Fue el único que me maltrató. Después del divorcio comencé el bachillerato. De día trabajaba en la peluquería, de noche viajaba al Liceo de Señoritas N°7 donde liquidé en dos años el secundario de cinco. Para ingresar en Filosofía y Letras de la UBA había que aprobar un examen riguroso, ¿cómo lograrlo careciendo de capital intelectual? Estudié y estudié. Cuando publicaron las notas y leí mi nombre entre los que habían ingresado un tenue terremoto estremeció mi cuerpo. Fue el día más feliz de mi vida. Tenía veintinueve años.
¡Chau peluquería! Trabajé de oficinista y me mudé a San Telmo con mis hijos. En cuatro años (seguía recuperando tiempo) me gradué en filosofía. Pero el país entraba en caos. Con el avance de los militares sobre la Universidad guardé el título y mantuve mi hogar vendiendo tiza en los colegios. Al regresar la democracia me nombraron profesora titular en el CBC de la UBA y volví a la Facultad de Filosofía por mi posgrado. Me doctoré a los cincuenta años. Hubo un comienzo nuevo que me permitió llegar a ser aquello que me había propuesto ser.
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Esther Díaz. De peluquera a filósofa. Este ha sido el recorrido vital de una de las ensayistas más interesantes de la Argentina. Siempre había querido estudiar pero su familia no la dejó ir más allá del primario. Se ganó la vida con su habilidad para los peinados y como oficinista hasta que se graduó en filosofía (años más tarde consiguió su doctorado). Ha sido profesora titular en la UBA y en la Universidad de Lanús, además de investigadora. Dictó varios cursos de posgrado y publicó libros sobre el pensamiento de Michel Foucault y de Gilles Deleuze. Un lugar importante ocupa su obra “La sexualidad y el poder”. Esther es invitada, a menudo, como conferencista por universidades extranjeras.

jueves, 19 de marzo de 2015

Las elecciones, exigencia de compromiso ciudadano “Ciudadanos responsables en el seno de un pueblo” (Papa Francisco)

Presentamos ahora el Documento de la Conferencia Episcopal Argentina del día 18/03/2015

Las elecciones, exigencia de compromiso ciudadano “Ciudadanos responsables en el seno de un pueblo” (Papa Francisco)

1. Después de más de treinta años de vida democrática ininterrumpida y en vísperas del Bicentenario de la Independencia, este año 2015 está marcado por una serie de actos electorales en todos los niveles (nacional, provincial y municipal). En tal contexto, nos parece oportuno compartir algunas reflexiones con nuestros hermanos argentinos.
2. Las elecciones periódicas y la alternancia en el ejercicio de las funciones de gobierno son elementos normales y al mismo tiempo indispensables de la vida republicana. Como tales, no habrían de encender violencias o generar enfrentamientos irreductibles, sino ser ocasión para un sano ejercicio de las libertades políticas y civiles. También deberían ser una oportunidad para fortalecer un mayor compromiso de todos los ciudadanos con lo público. No hemos de reducir el ejercicio democrático sólo a la cuestión electoral cada dos años, sino asumir cada día la necesaria participación ciudadana.
3. El proceso electoral es una preciosa oportunidad para un debate cívico acerca del presente y del futuro que deseamos para la Argentina. Es necesario crecer en madurez para que un cambio de autoridades no signifique una crisis sino una alternativa normal de la vida democrática. Invitamos a los candidatos que intervengan en las campañas electorales para que ofrezcan sus propuestas, sin incurrir en agresiones. Que se traten con respeto y cordialidad por cuanto no son enemigos, sino adversarios circunstanciales que puedan continuar dialogando y trabajando juntos para el bien común, al día siguiente de la elección. No pedimos un imposible.
4. Reiteramos lo expresado en “Hacia un Bicentenario en Justicia y Solidaridad (2010- 2016)”: “la calidad de vida de las personas está fuertemente vinculada a la salud de las instituciones de la Constitución, cuyo deficiente funcionamiento produce un alto costo social. Resulta imprescindible asegurar la independencia del poder judicial y la plena vigencia de la división de los poderes republicanos en el seno de la democracia” (N° 35). Nos parece importante afirmar y reconocer que hay una diferencia sustantiva entre el Estado y el Gobierno, y tanto más entre el Estado, los partidos y las personas. Si queremos que los cambios de gobernantes no impliquen ignorar legítimos logros, debiéramos alcanzar un adecuado nivel de madurez cívica, donde:

4.1. en temas importantes y permanentes, sea posible acordar entre los distintos partidos y sectores sociales políticas de Estado que se desarrollen más allá de los cambios de gobierno, de manera que las legítimas iniciativas que cada nuevo candidato proponga implementar, no signifiquen hacer tierra arrasada y abandonar todo lo hecho hasta ese momento. Puede ayudar a ese objetivo que algunas de esas políticas hayan sido previamente acordadas entre quienes se postulan a los cargos públicos. Pensamos en algunos objetivos que deberían ser compartidos por todos, como: la superación de la marginación y la pobreza extrema; la desnutrición infantil; la generación de fuentes de trabajo; el respeto de los derechos humanos y la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural; el fortalecimiento de una educación inclusiva y de calidad; la lucha contra el narcotráfico y la trata de personas; la disminución de la inflación que impide el crecimiento y erosiona gravemente los ingresos de los más pobres; la transparencia en la administración pública y la lucha contra toda forma de corrupción.
4.2. el acceso al Gobierno no implique la designación o contratación adicional de personal perteneciente a un partido o sector. Es indispensable dotar a la Administración Pública de un cuerpo profesional y permanente de funcionarios que ingresen y asciendan en atención al mérito y no a las afinidades ideológicas.
4.3. se pueda pensar en el largo plazo y no solamente en el rédito político inmediato. Por ejemplo, en obras públicas de envergadura cuya concreción demande un tiempo prolongado, que probablemente no sean terminadas por el gobierno que las comience, pero son indispensables para el desarrollo del país. También lo referido al endeudamiento externo necesita de acuerdos para una gestión exitosa y eficaz.

5. La elección de gobernantes, en los poderes ejecutivos y legislativos de todos los niveles, no debe ser el resultado del “marketing”. Queremos exhortar a los ciudadanos a un ejercicio de elección responsable, donde se evalúe a los candidatos no por su imagen mediática sino:

5.1. por la honestidad e integridad de las personas, tomando en cuenta su trayectoria, los valores vividos y no solamente declamados. La Argentina ha conocido gobernantes que no usaron la función pública como una ocasión para su enriquecimiento personal o el beneficio de sus amigos, sino como un verdadero servicio, aún a costa de su propio patrimonio. Podemos aplicar a nuestro país lo que el Papa Francisco ha dicho hace pocas semanas en su visita a las Filipinas: "es más necesario ahora que nunca que los líderes políticos se distingan por su honestidad, integridad y compromiso con el bien común” 1 .
5.2. por la capacidad y la idoneidad para la función. No se trata únicamente de pergaminos académicos -que muchas veces también son necesarios- sino de una preparación personal adecuada, y de exhibir el respaldo de equipos de gobierno que puedan hacerse cargo con competencia de la complejidad de la administración del Estado o de la tarea legislativa.
5.3. por las propuestas y las ideas. En caso de candidatos que ya han ejercido funciones públicas: se habrá de tener en cuenta el empeño que han puesto en cumplir con sus promesas. Es necesario que cada candidato haga conocer con claridad y detalle lo que se propone impulsar y realizar. En este sentido, nos parece indispensable que se organicen debates serios y a fondo, donde se puedan confrontar propuestas y proyectos. Es inaceptable evadir el debate de ideas y plataformas.
5.4. por la voluntad y capacidad de diálogo. Dialogar y escuchar al otro no es signo de debilidad, sino de grandeza. Es importante reconocer que los otros también tienen algo que decir y aportar, y estar dispuestos a trabajar juntos por el bien común.

6. La elección presidencial, con toda su importancia, no debe ocultar la relevancia de las elecciones en otros niveles, y en particular la de legisladores. La Nación exige fortalecer su calidad institucional en el proceso legislativo, para que el 1 Encuentro con las autoridades y el cuerpo diplomático, 16 de enero de 2015. Congreso sea un ámbito de verdadera discusión de ideas y búsqueda del bien común. Al ponerse de relieve las diversidades entre propuestas, candidatos e ideologías, no debe hacernos perder de vista lo que nos une. El Papa nos invita a mirar nuestros vínculos más allá de legítimas pertenencias partidarias o de sector. Por eso nos dice que “convertirse en pueblo es todavía más, y requiere un proceso constante en el cual cada nueva generación se ve involucrada. Es un trabajo lento y arduo que exige querer integrarse y aprender a hacerlo hasta desarrollar una cultura del encuentro en una pluriforme armonía” (Francisco, El gozo del Evangelio, N° 220).

7. Estamos en vísperas del Bicentenario de la Independencia. Los aniversarios importantes, como éste, son ocasión para mirar hacia atrás el camino recorrido: ¿qué hemos hecho los argentinos con nuestro país? Y también mirar con esperanza hacia el futuro: ¿de qué debemos liberarnos aún, qué cadenas nos atan todavía impidiéndonos ser mejores como pueblo? ¿Qué lugar ocupamos y qué lugar queremos ocupar, como Nación independiente y soberana, en el contexto internacional? ¿Qué relaciones deseamos cultivar a nivel regional y latinoamericano en el contexto de la Patria Grande? ¿Qué podemos ofrecer al mundo para que nuestro país sea un lugar más semejante a lo que Dios sueña para la humanidad?

8. Las elecciones de este año, deberían ser un momento propicio para iniciar un examen de conciencia colectivo, y para proponernos como sociedad metas exigentes, que nos estimulen a crecer en la cultura del diálogo y el encuentro.

9. La responsabilidad es de todos. Nadie podría excusarse razonablemente de participar, según sus posibilidades, en el esfuerzo de seguir afianzando una mejor convivencia en nuestra Patria. Convivencia que debe sustentarse en los valores de verdad y justicia, de libertad, solidaridad y reconciliación, en orden al crecimiento de la amistad social.
Como fieles de Cristo, miembros de su Iglesia, ofrecemos nuestro compromiso y nuestra plegaria. Que la Virgen Madre de Dios y madre nuestra nos sostenga para alcanzar estos horizontes, con humildad y perseverancia.
 Los Obispos participantes de la 170° Reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina, Buenos Aires, 18 de marzo de 2015

sábado, 7 de marzo de 2015