jueves, 25 de marzo de 2010

Sobre el Testimonio de Nancy

En el testimonio de Nancy podemos reconocer una vez más la Presencia amorosa de Dios que no quiere el sufrimiento de sus hijos, y los quiere en su Corazón, bajo su gracia. Lo que el Señor hizo con ella, también lo quiere hacer con todos. Quiero destacar algunos elementos muy importantes que nos sirven como indicación y predisponen el camino integral de sanación y liberación:

- Nancy nos presenta la pavorosa realidad -sufrida en carne propia- de la acción del maligno a través de sus operadores, aprovechándose de las heridas y los muchos sufrimientos.

- También se destaca cómo ella comenzó un camino de búsqueda en medio de su dolor y perseveró hasta encontrar la salida. Es un proceso, un verdadero camino de fe, no sólo de sanación. Luego reconoce que fue el Señor quien quiso ir a buscar a sus hijas. Nuestro Dios toma la iniciativa aún antes que nosotros nos demos cuenta.

- En ese camino recurrió al Templo, la casa de Dios, y luego buscó a un sacerdote, reconociéndose pecadora. Y Dios obró a través de los sacerdotes, ya sea en la misa, la confesión, la bendición de su casa…

- Es necesario no sólo el perdón de los pecados, sino la sanación de las heridas y un camino de liberación para tener la Paz que viene del Señor. Esto a través de la perseverancia y confianza en el Amor de Dios.

- Hubo momentos fuertes, emotivos, pero también una gran humildad y obediencia, iniciando un camino de oración personal cada vez más profunda y también prescindiendo de un sacerdote en especial, integrándose cada vez más plenamente a la Iglesia.

- En la misma comunidad o grupo de oración, o movimiento, etc. hay hermanos que son servidores del Señor, dispuestos a colaborar en este proceso… y también hay hermanos que aún no han comprendido la Misericordia y, aunque estén comprometidos, son muchas veces un obstáculo para la obra de Dios. No nos asustemos por eso, bendigamos a todos, perseverando en la oración, en los sacramentos y pidiéndole luz al Señor, él nos da el don del discernimiento y también de la misericordia para con todos.

- Todos somos pecadores, todos, no hay un solo justo (Rom 3,10). Y el único Señor y Salvador es Jesús, que ha venido para que todos tengamos Vida, y vida en abundancia, que ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido. Entonces jamás debemos dejar de ser misericordiosos con todos, para que así Dios tenga misericordia con nosotros, ya que todos la necesitamos.

De verdad, Nancy, muchas gracias por tu testimonio. El Señor no completó su obra en ti, seguramente Él te hará instrumento de bendición para los demás, en la línea de tu propio sufrimiento. Que Él te llene de su amor y realice plenamente en vos su obra salvadora también para los demás. Me confío a tus oraciones, ya que necesito, creo firmemente, más que nadie, de la Misericordia del Señor, y en Él confío. Bendiciones.

P. Luis

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