miércoles, 4 de mayo de 2011

Juan Pablo II Canta Pescador de Hombres



Querido Juan Pablo II. Gracias! Quiero decirte tantas cosas! Muchas veces me he enojado contigo... tu lo sabes. Hasta ese día en que viniste a ayudarnos, a ayudarme... tu lo sabes. Hoy quiero que me sigas ayudando, te necesito tanto! La Iglesia te necesita. Necesita de tu pastoreo, de la Palabra que transmites, del fuego, del ardor evangelizador, pero sobre todo porque eres Testigo de la Misericordia. Tu corazón es tan grande que se asemeja muchísimo al de Cristo.
Pero quiero agradecerte toda tu entrega, hasta el fin (Jn 13,1). Sobre todo, porque eres un verdadero padre. Tu bendijiste a mi padre en su lecho de muerte. Él besó muchas veces tu reliquia antes de morir, cuando sólo el Señor sabe cuántas veces renegó hasta de la Misa. Aquí la tengo, como signo de la certeza de tu intercesión.
Gracias porque me enseñaste a amar a María, la Madre, y a consagrarme a ella, con ésta, tu consagración tomada de San Luis María Grignon de Monfort:

Totus tuus ego sum
et omnia mea tua sunt.
Accepi te in mea omnia.
Praebe mihi cor tuum,
Maria.

Soy todo tuyo
y todo lo mío es tuyo.
Te acogí en todo lo mío
dame tu el corazón tuyo,
oh, María.

Oh Trinidad Santa, te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al Papa Juan Pablo II y porque en él has reflejado la ternura de tu paternidad, la gloria de la cruz de Cristo y el esplendor del Espíritu de Amor. Él, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna contigo. Concédenos, por su intercesión, y si es tu voluntad, el favor que imploramos con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de tus santos. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario