martes, 19 de abril de 2011

El Siervo de Yavé - 2do Cántico - Martes Santo

Is 49,
1
¡Escúchenme, costas lejanas, presten atención, pueblos remotos!
El Señor me llamó desde el seno materno,
desde el vientre de mi madre pronunció mi nombre.
2 Él hizo de mi boca una espada afilada,
me ocultó a la sombra de su mano;
hizo de mí una flecha punzante,
me escondió en su aljaba.
3 Él me dijo: "Tú eres mi Servidor, Israel,
por ti yo me glorificaré”.
4 Pero yo dije: “En vano me fatigué,
para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza”.
Sin embargo, mi derecho está junto al Señor
y mi retribución, junto a mi Dios.
5 Y ahora, ha hablado el Señor,
el que me formó desde el seno materno
para que yo sea su Servidor,
para hacer que Jacob vuelva a él
y se le reúna Israel.
Yo soy valioso a los ojos del Señor
y mi Dios ha sido mi fortaleza.
6 Él dice: “Es demasiado poco que seas mi Servidor
para restaurar a las tribus de Jacob
y hacer volver a los sobrevivientes de Israel;
yo te destino a ser la luz de las naciones,
para que llegue mi salvación
hasta los confines de la tierra”.
7 Así habla el Señor,
el redentor y el Santo de Israel,
al que es despreciado, al abominado de la gente,
al esclavo de los déspotas:
Al verte, los reyes se pondrán de pie,
los príncipes se postrarán,
a causa del Señor, que es fiel,
y del Santo de Israel, que te eligió.
8 Así habla el Señor:
En el tiempo favorable, yo te respondí,
en el día de la salvación, te socorrí.
Yo te formé
y te destiné a ser la alianza del pueblo,
para restaurar el país,
para repartir las herencias devastadas,
9 para decir a los cautivos: “¡Salgan!”
y a los que están en las tinieblas: “¡Manifiéstense!”.

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